El ruido llegó hasta el alma de este mundo aislado
contagiado desde muros levantados
cultivado en la falta de contacto
en el temor de sentirse parte incierta
Puede que la mía olvidó sus enemigos
pero me siguen confundiendo sus vectores
zumban incansables en cada fisura
y buscan inocularme urgencias
verdades, razones
intrusos que desafían mi sangre irreconocible
Los he visto propagarse hasta seres de luz
apagar sus velas sagradas
perdida humildad de sus altares
por luchar cuando se gana abandonando la batalla
Ahora es tiempo de ser nadie
y no caer en la trampa
porque el ruido ha llegado hasta el alma
tan profundo, que ni siquiera lo escuchamos
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