Algunos lo perciben solo en su grito
un grito que teje el universo
formando las olas sobre el mar inefable
que se dibuja como el vacío
envolvente
del vuelo de una simiente
y la falsa derrota de esta vida
Se nos presenta en la quietud
intangible del movimiento eterno
es la memoria de la que todos, menos
nosotros
parecen saber con solo aceptar el
nacimiento
Está en los silencios repletos que
escucho escondido
en esa presencia que desoyes porque
nunca te ha abandonado
en el alma común que te necesita
antes incluso de existir
A veces lo intuyo en el vapor solitario
de las azoteas
en el cruce de miradas con las hojas
caídas
en esperar lo improbable
con la confianza del marinero en su
deriva
en las singulares formas de los panes
amasados por manos etéreas
Entonces la calma se instala sin
destino
y el tiempo se diluye según me deshago
de mi forma de maestro pasado
aceptando la fugacidad de todas y cada
una de las estrellas
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