Vengo asumiendo tanto tiempo un acuerdo
del pasado
que acepté sin rechistar
que recuerdo como ecos de un incendio
Un cuento en el que estoy contigo en
todas partes,
manos entrelazadas entre multitud y
ruido
Vengo tantos años viendo hogares
marcados por tus muslos
repletos de libros, con tus voces, tan
impresos,
y desayunos de domingo, abandonados
Vengo así aniñándome en la vida
explicada con tus mántricas caricias
veo a la oscuridad ignorar tu silueta
veo que tomas mi lugar, inseparable
Todo eso lo firmé antes de olvidarlo
como claúsula, gotea de regreso, con
un plazo
emborronado, o un recuerdo implantado
lentamente
Vengo últimamente
quemando absurdos compromisos con mi
espejo
creando ecos de intención con sus
cenizas
incendiando estepas para sacar de la
tierra a tus fantasmas
para secar el espejismo de caricia en
la laguna
cambiar el tono de tu muslo en la
ribera
con el alba solitaria, disipar tu
silueta
Ahora veo páginas releídas emigrar al
mar
como gaviotas en silencio
y te recuerdo como a una casa
abandonada
al viento helado
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