Nunca aprendí
a no echarte de menos
aprendí a no sentirte tanto
a no amarte en cada momento
desaprendí rápidamente
el desapego tardó
lo que una vida sin ti
exactamente
y el apego, en un minuto
recobró su sitio maldito
dejándome irreconocible
como la inocencia desolada por un niño
como el mundo que creemos entender
conozco el camino, sin embargo
de vuelta
como las grietas ya escaladas de la roca
y me desapegaré
desde la cima
para reconocerte en los preciosos
confines horneados de mis ruinas
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