Hanoi me recordó algo pasado:
apostaba a lo desconocidoen un sueño de apuestas y calles
de suerte echada
Aunque faltaba el ruido que lo cambia todo
que te despierta para perder la apuestay ganar la vida repleta de citronella
risas extrañas y honestas
cuando una única imagen en su justo momento
arropa un cruce de calles que nunca durmió
de nuevo, aquí, un día no existí
y hay ojos que miran manosdeseando en vano
y ocurría antes y no cambiará nunca
porque los amores más puros
pertenecen a la historiay los más puros anhelos, a la calle
la de esa imagen única que lo arropa todo
entre el ruido que lo interfiere todo
menos el sueño ganado de una apuesta
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