29 ago 2018

El mar iluminado


Más profunda que la soledad de la distancia
es la del tiempo,
siempre en el fondo de un mar iluminado,
en el rumor que permanece cuando calla el ruido.

Es más emocionante lo que compartimos
que nosotros mismos,
porque se expresa nuestro ser, vivo e invisible
porque es absurdo que con los seres sin nombre
la conversación sea más honesta y serena,
continua e infinita, que contigo.

¿Cuándo olvidamos mirarnos?

La soledad del tiempo no se puede recorrer
nos sorprende rodeados de gente
demasiado tarde, nos obliga a aprenderla
y nos somete.

No es lo mismo caminar un desierto
que una ciudad desierta
y hoy, por fin, gracias a ella
escuché lo que las olas confesaban a las rocas.

Voy a dejar de perseguir mi sueño,
mejor lo atraeré a un paraíso
donde el silencio será palabra sagrada,
donde verás resurgir el abrazo.

Allí, cada día, nacerá el futuro
en él me encontrarás vagando cada tarde
y allí, cuando todo se apague,
solo quedará el mar iluminado.

Rashil


Me alejo para verte en todas partes como una criatura mágica
que llega solo en los delirios de la ausencia
viajando sola pero omnipresente
en el imaginario colectivo de los buscadores de cuentos.

Funcionas como una bomba de semillas
que se desactiva con la norma
explotando con la creatividad,
dejando una onda expansiva de recuerdos
entre las víctimas que pisan tus instintos.

Yo me siento, tranquilo, a ver florecer las semillas voraces
bajo tus sombras
mordisqueo pequeñas dosis psicoactivas de los hongos venenosos
que aparecen en tu bosque encantado, con forma de risa.

Allí te muestras, en la frondosa copa dorada
de árboles que nacieron milenarios
a los que trepas y de los que saltas
sabiendo que la bruma es suficiente
para acolchar tus noches caídas.

Imagino engañarte para cogerte al vuelo,
y acurrucarte a mi vera
hasta que tomes aire de nuevo y te pierdas
por las madrigueras oscuras
que son tu laberinto y tu juego.

Mira


Mira la nieve como silencia la piedra
como acuesta a los seres y a la hierba
como desvanece los bordes
y los vuelve luz

Mira la arena como acalla las sombras
como aviva las grietas y ahogan el aire
sus nieblas de sal
como inunda con delirios el temor

Y mira, en la tempestad, como se niega el horizonte
como los vuelos se ensordecen
como el latido abisal se agita
desde la oscuridad

Mira la tierra.
Mira como entretiene al tiempo para nunca verlo encerrado
Mira como habla, con susurro y con grito
como agoniza y renace.

Mira, maravíllate o muere con ella

Gentrificación


Diferentes capas, seres relacionándose hacia el centro del mandala urbano. Desconocidos compartiendo casa, todos observando, nadie atento. Como una misma máscara bien reconocible, con diferentes caras que la usan y la olvidan, pero que quieren volver a ponérsela impecable, tras tomarla del suelo. Un escenario con un público que mira los asientos vacíos esperando el aplauso. Solo les une el amor por el teatro, que sobrevive porque todos los actores pagan la entrada. Entre bambalinas están los que lo hacen posible. Estibadores, artesanos, currelas. Sostienen y cuidan la madera, mantienen la tradición en el backstage, como una masonería de la costumbre. La pelea entre la fama efímera y una vida dedicada a las tablas, al elegante olor del tapiz en silencio. Ese extracto de no sé qué es lo único que se llevan, el mismo aroma que atrae al artista turístico y su ego ciego.